Dice mi suegro que quien vale encuentra trabajo. Y quiero creer que es verdad, pero también creo que es necesario moverse, salir fuera a buscarlo y estar dispuesto a hacer sacrificios y asumir riesgos. En mi caso, y tras unos meses de búsqueda después de resolver mi relación con Pendulo, acepté una oferta de trabajo en Digital Chocolate Barcelona. El cambio no ha sido fácil. Implica tener que dejar atrás el hogar que mi mujer y yo habíamos estado construyendo durante años para buscar una nueva vida en otra ciudad. Y por diferentes circunstancias me encuentro en una situación en la que tengo que estar separado de mi mujer y mi hijo durante semanas. Es duro, es muy duro.
Por contra, debo decir que a medio y largo plazo ha podido ser la mejor decisión posible. He pasado a formar parte de un estudio de videojuegos fantástico, con iniciativas y lleno de personas geniales y muy competentes. El ambiente de trabajo es inmejorable y aunque hay cosas que pudieran mejorarse, como en cualquier otro sitio, es un lugar en el que me encuentro muy cómodo y en el que espero seguir trabajando durante mucho tiempo.
No llevo demasiado tiempo en Barcelona, tan sólo 3 meses, pero en este tiempo me ha dado tiempo a conocer a muchas personas, a conocer un poco la ciudad y a vivir en dos sitios significativamente diferentes: primero en un lugar bastante céntrico de Barcelona y ahora a las afueras en un lugar mucho más tranquilo que encaja mejor con mi forma de vida. He participado como ponente de un taller de cocos2d en el reciente Barcelona Developers Conference y espero a mis primeros alumnos para un curso intensivo de cocos2d este mismo fin de semana.
Comparando con mi experiencia de otra comunidad autónoma con lengua propia como es Euskadi, aquí he apreciado que el catalán tiene un uso mucho más extendido en el día a día aunque por fortuna no me he encontrado con ningún nacionalista acérrimo que rechazase hablar conmigo en español al percatarse que no le respondía en catalán. Lo cierto es que me parece bien el uso del catalán en el día a día pues es una de las identidades de un pueblo que no debe dejar perder. Aunque no con ello marginar a aquellos que tan sólo sepan comunicarse en la lengua de Cervantes. En este tiempo he podido desterrar estereotipos y he visto particularidades autóctonas. Pero no más que en otra región de España. Me ha llamado particularmente la atención que los churros se venden al peso y no por unidades como es habitual en Salamanca. Pero también he constatado que hay muchiiiisimas más cosas que tienen en común aquí con el resto de España. Tanto en lo bueno, como en lo malo.
En poco tiempo regreso a Salamanca para pasar las vacaciones de navidad con mi familia tras más de un año sin poder disfrutar de unos días de vacaciones. Volveré en el 2013 con muchas ganas de seguir trabajando y poder dar más contenido a este blog que me he visto obligado dejar desatendido durante un tiempo porque un día sólo tiene 24 horas.
¡Ya queda poquito para que retornes a las castillas!, nos alegramos de tu capacidad de adaptación y que todo te marche bien.
Nos veremos.